viernes, 17 de febrero de 2017

UN PUEBLO SIN INQUIETUD

El curso de la vida política sigue en la espiral del progreso regresivo sin que haya fórmula de restablecer hábitos de decencia y moralidad. A tenor de lo que vemos, el pueblo sigue con los brazos caídos y con pocas ganas de ejercer principios y derechos que los gobernantes van escamoteando sin escrúpulos y sin vergüenza. Cuando seguimos con el esplendor de los desahucios, subidas de pensiones que garantizan el hambre, juicios que parecen el parto de la burra, presiones para favorecer a ladrones de guante blanco y presos de élite exigiendo sábanas de seda, este pueblo más que vivir, vegeta. Perezoso, sin inquietudes y cloroformado, el despertar será para cerrar los ojos. “Los sumisos, los mansos, los indiferentes, los sufridos, los resignados, son la masa, la muchedumbre que con su pasividad, su modorra y falta de carácter hace lento y doloroso el avance de las sociedades” (RICARDO FLORES MAGÓN).




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