Cuando llega la época de
elecciones, las guerras intestinas en los Partidos Políticos son el ecosistema
sostenible de pasiones incontroladas y adorables vicios que no saturan la avaricia.
El ser humano en el apogeo de la constancia de privados sueños públicos. La
grandeza del político es llegar a la médula del alma de los pueblos vestido de desnudez. Fluye la codicia para
mantener el estatus del bienestar y salvo excepciones todos piensan igual. “Donde todos piensan igual, ninguno piensa
mucho” LIPPMAN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario