martes, 2 de octubre de 2018

LA AUSENCIA


Me encuentro hoy raro dándole vueltas a la ausencia de Valentín Fernández,  que ha dejado huellas imposibles de borrar, y asimilando mi estado de orfandad de la inquebrantable amistad que manteníamos. Este preludio  ligado al epílogo es el vaivén que atormenta, que hace preguntas sin respuestas y que solo el recuerdo es capaz de poner vida a lo que no tiene. Divina memoria que va y viene haciendo viajes sin parar, recuperando la historia de un gran amigo, de un socialista ejemplar, de quien sentó cátedra del sentido común y de una persona con alma. Esta fue la despedida de la última llamada que me hiciste: adiós hermano. Adiós hermano.

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