Las tardes de lluvia siempre
propician la balada de las letras y sus gotas mudas el silencio que salpica la
emoción sosegada del momento. La paz que a través del cristal te deja inmóvil
pensando porque la lluvia cae. “Llueve.
Y el agua cae sin relieve sobre las piedras, ávidas de lluvia. Aquí en mi corazón
cómo remueve; aquí en mi corazón, cómo diluvia” JULIA PRILUTZKY.
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