Llega el luto
nacional para los muertos del coronavirus nunca más justo y tardío. Habría que
ampliar el luto para cadáveres vivos que rigen los destinos del país con el
conocimiento justo para pasar el día. Es difícil encontrar a tanto menesteroso
de la política, a tanto inepto y al eclipse de políticos que no saben
diferenciar la democracia de la dictadura. La vergüenza ajena en la primavera
de Neruda y en la carencia de moralidad de Julio Anguita.
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