Con
el poso todavía del post de Desiderio, y con el silencio en este espacio
reducido, me despiertan sensaciones que alborotan el estado de relax en el que
estaba sumergido. Algo me dice que hay que ir surcando renglones para dar al
ávido lector la dosis de aviesas letras que componen el menú diario de quien se
curte en el lienzo del folio blanco. Y
en este mundo de bregar con lo venial, cunde el desvelo de la praxis para limar
la imperfección de este arte. Y desde el respeto que merecen aquellos que lo dominan,
solo cabe admitir las limitaciones de la destreza, para vivir el lujo de la
costumbre y el hábito. Y ese sosiego de precariedad, permite estar aislado de
egos y vanidades. Y así se vive en paz.
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