lunes, 16 de septiembre de 2013

ESCÉPTICO POR CONVICCIÓN

Ser escéptico en política es mantener una postura de firmeza con la cordura. Porque creer en esa casta es estrechar los lazos con el analfabetismo. Creer en Dios es más gratificante. Y hacer un juicio sereno y equilibrado de estos sagaces hambrientos de la vil materia, es para perder los nervios. Cuando se vive con un presente incierto, difícilmente se puede tener fe en el futuro, salvo que seas Socialista y creas en los milagros. Lo que sí hay en este país es un campo abonado de víctimas propiciatorias de ejecutores que viven en la más solemne impunidad. Este pueblo mansurrón es un modelo de tolerancia que vive ausente de lo vital. Y es desolador tener que pensar, que pensar es un lujo que solo está al alcance del verdugo.    

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