QUERIDA MADRE:
El tiempo es la hoz
que siega vidas y nos transportará al desconocido mundo en el que fijaremos la
residencia después de vagar por las aguas turbulentas de la vida y fijar la
morada definitiva, quizá con la vana ilusión de encontrarnos con lo que perdimos.
Madre: con la juventud ya añeja, con el pelo blanco, la soledad, mis versos y
el silencio donde las palabras retumban, sueño en este bullir desordenado poder
expresar con libertad acontecimientos que secuestraron otros tiempos. Y dejar
asentado en este folio blanco tu ejemplaridad como madre que tuvo que sufrir el
martirio de ver la muerte en vida de una hija que dejó heridas durante muchos
años que el tiempo ni cura ni borra.
Era madre época de
falange, camisa azul, boina colorada y canciones que enarbolaban la sombra
del sol que tatareaban camaradas en vigilia de camaradería. Aciaga
época en la que tu hija y mi hermana con 20 años tuvo la desgracia de hacer un
cursillo en Cuenca, con la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera y volver
en un estado de locura que la acompañó hasta su muerte. Una tragedia que cambió
el rumbo de nuestras vidas y que no admite silencios. En ese latifundio del
tiempo, vivimos con aconteceres de distinta índole que van desde la entrada en
el Manicomio de Jesús, el dolor y la amargura que causaba tener que dejarla en
ese submundo, sus huidas repentinas sin saber dónde se encontraba y su
lanzamiento desde la ventana a la calle que supuso ingresar en el Hospital de
la calle Quevedo y posteriormente en el de la Malvarrosa.
Hoy madre quiero
que estos renglones sirvan de reconocimiento al sacrificio de tu vida, a la
entrega sin límites a la atención de tu Mari y a aquella búsqueda incesante de
médicos tratando de encontrar el remedio y marchándote de este vil mundo sin
hallar la solución. Demasiado tiempo entre la angustia, desazón y ansiedad,
pero refugiándote en la oración y en la “Carta llovida del cielo” la fe que
nunca perdiste. ¿De qué cielo madre? que era la rendija de la luz en la que
solo viste la oscuridad. Espero que en el estado de reposo en el que ahora
estás encuentres el bálsamo que no tuviste en la vida. “Dejaste sacrificio, constancia,
humildad, perseverancia. De la resignación fuiste remanso, no corriente ni
dueña del descanso”
El tormento de la
no explicación de lo que paso en la fatal semana en la que su vida quedó
truncada, deja en su mutismo un poso de amargura que subleva y la creencia, de quien esto escribe, de la
autoría del silencio que ensordece: del
yugo y las flechas. Morales embadurnados de moralina, dignos en el desierto
de la dignidad y santos canonizados en la cruel vileza humana. Era, madre, una
derecha embriagada de maldad y de ignorancia.
Qué vivencias más duras y qué bonitas palabras.
ResponderEliminarUn consejo, deje de escribir de política y dedíquese a la literatura.
Al anónimo 3 de marzo 1:17
EliminarEvencio escribe y domina distintas modalidades de la vida literaria, pero es cierto que la literatura tiene un sabor diferente. El problema es que tiene menos adeptos y al maestro le gusta la diversidad y de ahí que de vez en cuando nos deleite con lo que hoy nos escribe.
Buenos días Evencio:
ResponderEliminarHoy más Maestro que nunca nos dejas un relato conmovedor y una oda a los sentimientos donde tu pluma muestra la altura de unas aptitudes impresionantes cuando dices lo que piensas y piensas lo que dices. La realidad de ese calvario que no conocía, es un episodio oscuro que queda impregnado como tu dices en el folio blanco. Un pasaje conmovedor, valiente y propio de quien maneja las letras con altura. Enhorabuena.
BUFF!! Antes que nada felicidades por esta narrativa que encoge la piel y nos deja perplejos de ese calvario que en el trayecto de la vida es un peso difícil de soportar.
ResponderEliminarTremendo lo que escribes Maestro y deja una huella de aquel pasado tenebroso que como describes de sombras de aquellos soles.
ResponderEliminarLa gravedad de lo que cuentas es el silencio al que tu le pones ruido con claridad meridiana.
ResponderEliminarA mi MADRE sin medias tintas y con letra inmaculada.
ResponderEliminar¡¡Grande!!
ResponderEliminarLa sensación que tengo valorada con otros amigos es que Evencio puede desarrollar en la prosa lo mejor de su pluma. Reconociendo que el resto de lo que deja impreso es excelente.
ResponderEliminarGracias
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