Desde que le escribí la
carta a Sento Beguer mis piernas
empeoran y me temo que no podré asistir a la toma de posesión de Jesús Ros como
Alcalde. Ese día mis lágrimas serán el rocío para que el pétalo de la rosa
alberge sentimientos y sus alas trasporten las esporas a la profundidad del
universo: al solar del pobre. Mientras llega el momento del
júbilo, iré sembrando en la árida tierra de este huerto la palabra justa y
medida para que la mirada triste de aquellos que deambulan por el mundo sin
techo, pan y justicia encuentre su hacienda en este humilde latifundio.
Aquellos abanderados del harapo y la miseria que el socialismo serio y
responsable no los puede dejar a la intemperie de sus derechos, aquellos que
arrastrados por la vileza de la vida a situaciones límite merecen que nos levantemos y
luchar sin desmayo para recuperar su dignidad y no perder la nuestra. “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que
hay que decir desborda el alma” (JULIO CORTÁZAR).
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