lunes, 31 de agosto de 2015

INIQUIDAD DE LA MORAL

Frío invernal que congela cuerpos y desvela almas. Pobres sentados en bancos de madera para hacer acopio de falta de calor. Minados por la crueldad que a veces nos muestra la vida, permanecen con la honra de quien vive libre de hipotecas de la sociedad, para que la sociedad quede hipotecada de descrédito. Ateridos de frío, pagan la deuda de la miseria mirando sin ver y viendo sin mirar. Cuando expira el día, los inocentes se refugian en cajas de cartón para que la intemperie no acabe con vidas de seres originarios de la pobreza. Al amparo del infortunio se dejan la vida para encontrarse con la eternidad y acabar con el sufrimiento y la desolación. Y el vil mundo contempla sin piedad el dolor, quebranto y amargura de seres humanos que viven en el holocausto de la privación, indigencia y penuria. Y la sociedad vive con la etiqueta de la iniquidad de la moral. Esa mezquindad del otro ser humano, que morirá con la avaricia de la nimiedad.

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