Si
mal acaba el año -guerras, atentados, refugiados, pobreza, elecciones, parados
y el éxodo del sentido común-, a las puertas del año nuevo no pinta bien la
quebrada estabilidad política de la España nuestra. La encrucijada del país puede resumirse en el siguiente refrán: "Año bisiesto, hambre en el cesto". Los líderes políticos
carecen de talla para afrontar un panorama donde el horizonte no se ve y la
oscuridad no mengua. Los pactos, que son la lógica de la situación, se adivinan
impredecibles y unas nuevas elecciones serían el acierto del error de un pueblo
que, a la hora de depositar el voto en la urna, se equivoca.
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