El
debate de anoche dejó en evidencia a un Pedro Sánchez en minoría de la
capacidad y el saber estar y a un Albert Rivera con demasiada ansiedad y
vendiendo el oso antes de cazarlo. La noche también dejó a un Pablo Iglesias
moderado, conciso y en una línea de total coherencia, brilló. Soraya Sáenz de
Santamaría estuvo sobria, mantuvo el equilibrio pero sin rayar en la
brillantez.
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