Los políticos siguen sin
dar tregua a comportamientos al margen de la honestidad, no se sacian de
conductas que los catapultan a la perdida de la dignidad sin importar la
procedencia de las ideas. En los métodos y en las formas hay afinidad
en la mangancia. Es evidente que todos los políticos no son igual pero
la semejanza y analogía de los depredadores son innegables. Más que demócratas
vampiros de lo ajeno.
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