Hay que hacer pedagogía
“democrática” porque no se puede estar en estos tiempos en las antípodas de
otros. Hay demasiada gente escorada a la realidad y como decía Santa Teresa de
Jesús: “VIVO… SIN VIVIR EN MI”. El contexto de esta época supone
superar lastres, liberarse de complejos, aparcar la ambigüedad, llamarle a las
cosas por su nombre y hacer de la libertad el bien común que en otro tiempo
estuvo cercenada. Al tronco y las extremidades hay que ponerle, CABEZA.
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