No se ven en la calle sus señorías
porque seguramente el despacho es más placentero y se olvidan de algo tan
fundamental como la cercanía con los ciudadanos. El roce hace el cariño. No
engancha esta clase política porque han perdido el hábito de la prioridad. Tal
vez, estemos en una época desértica de políticos que no saben cultivar lo
esencial.
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