Hay sociedades
que no saben convivir con el pasado y el presente porque todavía el eco de ayer
resuena en las neuronas de quienes ni olvidan ni perdonan. Azules y rojos para
la eternidad, buenos y malos amantes ellos de la perpetuidad. ¿Para
qué progresar? Ahí estará siempre el caldo de cultivo de lo que separa
y no une. La historia está para conocerla pero no para hacer de ella otras
historias según convenga a las partes.
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