domingo, 4 de noviembre de 2018

EL PALMERO


La vida del palmero trasgrede las normas de lo que no siendo ético, expone sin rubor la cualidad de la memez. Semejante ramplonería es propia del ingenuo, zonzo y el que vive con el síndrome del apego, para despegarse de algo tan fundamental como el criterio propio. La sintomatología desnuda la falta de personalidad, dejando entrever la escasez de ella. Y cuando te quedas en cueros, la piel se encoge de vergüenza.  

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