Los jóvenes de las
formaciones políticas deben encontrar el prestigio y la notoriedad saliendo de
incómodas adhesiones al sometimiento, dejar el cercado y vivir en el bien
preciado de la libertad. Hay que aislarse de mundos obsoletos, poner rumbo a la
formación y construir un mundo de principios, fiabilidad y no estar hipotecados
por paladines de convicciones mesiánicas.
Los jóvenes por lo visto son mayores.
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