Con el post número 500
cierro el año, salvo circunstancias especiales que hagan necesario la vuelta a
la actualidad. En este corto paseo hay invertidos momentos que han generado
expectativas, silencios y soledad. Una mezcla que hace posible que el verbo
viva el esplendor del aforismo y el dardo en la palabra llegue acerado, mordaz
y libre. El pensamiento no está sujeto a requisa y la libertad se ejerce para
evitar la cárcel del alma. En esta tierra árida, labrada con el
esfuerzo de la cavilación, emerge la cosecha de ese tiempo, el fruto apetecido
de quien hace, de su tiempo, el tiempo que no perece. Y en este caudal de
orillas, entre la meditación y la reflexión, los surcos de los renglones espero
que hayan servido para evitar eriales y regenerar barbechos.
El descanso del guerrero.
ResponderEliminarAlgunos estarán tranquilos después de leer el post. Verte aquí a veces entre cursiva y negrilla da escalofríos.
ResponderEliminarTanto estrés diario necesita reposo.
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