Los políticos deben poner en
sus intervenciones, el alma para ver el espíritu en llamas en sus intervenciones.
Lo frecuente es percibir a atemperados de la plática exhibiendo el diesel en la prédica. Deben pararse a pensar si esa es la forma ideal de llegar al que está
escuchando o, si por el contario, hace falta algo más que permanecer en estado
invernadero de la comunicación. Cuando el orador está haciendo una exposición
de la gestión de su delegación, debe tener en cuenta que las homilías se
escuchan en la Iglesia.
Sin alma, sin espíritu y sin recursos.
ResponderEliminarNo hay ningún Azaña.
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