jueves, 15 de noviembre de 2018

ENRAIZADOS EN LA PACIENCIA DE JOB


Creer en los políticos es casi una misión imposible, da igual el color de las ideas. La clase  política, en su globalidad, es un espejismo de decencia y honestidad. Se lo han ganado a pulso y a perpetuidad para evitar la pena de muerte. Al pueblo todavía -no sé cómo- le queda tolerancia, aguante y mucha dosis de resignación. Algún día llegará el fin del beneplácito porque no se puede admitir, que todos los días asistamos impasibles a ver por donde sale el sol de la corrupción y nos deslumbre el brillo de los escándalos. El pueblo está enraizado en la paciencia de JOB.  Hasta que se pierda.

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