No hay que subir muchas plantas en el Ayuntamiento para darse de bruces con el TOPO. Este quijote que tiene su Sancho es un personajillo introvertido, distante y pasea la aureola de la indiferencia. Un cúmulo de virtudes puestas al servicio de los "compañeros". En ese estatus trascendente vive días de rosas y vino para hacer de la honestidad la escatología del ser humano. Si esa es su gloria, ¡MENUDO INFIERNO!.
Y topa Evencio.
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