miércoles, 17 de agosto de 2011

MARÍA BELEÑA

MARÍA BELEÑA, cuando escribe inmortaliza la sutileza, y la exquisitez, dejando un aura en su prosa que conmueve y eleva a las alturas el arte de una pluma que invita a soñar y al desvelo, y en ese prodigioso cauce donde queda el poso de lo eterno, la mirada asombrada vive el éxtasis de la inmortalidad.

MARÍA BELEÑA, hace que sus letras sean el elegante paso del cisne, el vuelo sosegado de la mariposa, el canto a la vida de la muerte, la magia que exalta la excelencia de lo no excelente, la enrevesada sencillez, la explosión que no hace ruido de una humildad con de nominación de origen, la fragilidad que no se rompe, el halo de la ternura, el jadeo de su prosa que duerme y despierta, el mimo que mima, la flor, el pétalo y la espina de la lágrima que surca la mejilla para que el dolor tenga su recompensa, y la alegría la suya. Es, MARÍA BELEÑA.

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