La vida
española se reduce a la angustia permanente, la angustia del desahucio al
trabajo, la angustia de la hipoteca, la angustia de la merma de las pensiones,
la angustia de ver a políticos abanderados en su vocación de los recortes, la
angustia de ver una sanidad podrida, una educación primitiva, y una
justicia injusta. Y angustia da ver a un pueblo mudo, ante tanto atraco de
políticos corruptos. Es imposible resistir lo que no se puede, y además lo que
no se debe. Y los valientes atenazados de miedo, para ver la España del valor
contenido.
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