Entre la anarquía y el bienestar de la
soledad, que te sienta mal, avanzas retrocediendo. Tu situación invita a
escuchar y a buscar apoyos que sumen y eviten restar. Porque debes entender que
no eres la Agustina de Aragón de la vida política del pueblo y lo tienes que aceptar
con humildad, en ese lugar hay que situar a María José Catalá, y además hay que
tener la generosidad en su
reconocimiento. Es el ABC del sentido común. Y tratar de hacer el camino con
las alforjas vacías de aportaciones que estimulen y generen confianza
sencillamente es hacer la travesía del desierto. En la anterior legislatura te
convertiste en la sombra de María José Catalá, (mucho le tienes que agradecer),
y tu hoy prefieres la intemperie como aliada. Que la calima estimada no te
abrase ese espíritu libertario.
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