“El Gobierno del PP de Torrent es
perseverante en cuestiones de solemnidades con hedor a naftalina”. Es el molde donde
se cimenta la inversión del tiempo entre el protocolo, ceremonias y cultos. Son proclives a vivir en ese mundo sin
darse cuenta, que la vida en otros se va consumiendo a fuego lento. Y sin
censuras que no caben en este tiempo, a mi me abrasa la llama del olvido. Se
puede ir a misa, a la procesión con cirio en mano (que hasta se da la
sensación de infinita bondad) más tiesos que un palo, pero tantas
formalidades, etiquetas y celebridades ahogan. Lo que deben hacer es visitar el
INEM (lo mismo a los espigados en la
casa del desempleo les sale chepa), a los desahuciados (no se les caerá la casa
encima), a los familiares de las víctimas del metro (hay que ser generosos con la moral, decencia y honestidad), a los
dependientes y a aquellos que viven el epitafio de la necesidad. La moralina es la cal que quema el alma.
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