Los seguidores de Jesús Ros que habitualmente frecuentan la sede
socialista, (todos
conocidos) viven con la
pesada losa de la incertidumbre, meditando y sopesando el futuro del Mesías.
Porque de él depende el porvenir de algunos de sus acreditados fieles. Y como lo que interesa es el pan, loado sea el Señor. Con la claridad de las sombras, en
la sede socialista anochece por las tardes.
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