Tarde de refugio en la
soledad para abstraerse de silencios sonoros en este primer día del año. Trato
de llenar vacías palabras y no transportarlas al abismo. Como decía Cecilia,
son una gota sin agua en este desértico manantial donde el sol de invierno
acaricia la sombra de estos renglones. Y el pensamiento, siempre libre,
viaja a velocidad de vértigo entre recuerdos y nostalgia
sometidos al escrache centrifugado del día. El destiempo en su justo tiempo. La
odisea de todos los años hasta que se apague la vida y hagamos participes de la
memoria a los que no la pierdan.
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