domingo, 4 de enero de 2015

UNO DE ENERO

  

Tarde de refugio en la soledad para abstraerse de silencios sonoros en este primer día del año. Trato de llenar vacías palabras y no transportarlas al abismo. Como decía Cecilia, son una gota sin agua en este desértico manantial donde el sol de invierno acaricia la sombra de estos renglones. Y el pensamiento, siempre libre, viaja  a velocidad  de vértigo entre recuerdos y nostalgia sometidos al escrache centrifugado del día. El destiempo en su justo tiempo. La odisea de todos los años hasta que se apague la vida y hagamos participes de la memoria a los que no la pierdan.

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