Sigue el vodevil, el
sainete, la vida breve del sentido común, el bluf y el bodrio de aspirantes a
gobernar. A la actual situación política le hace falta un hilo para unir las perlas, como hace
falta cemento para pegar el mosaico. Entre el triunfo y el fracaso de los
litigadores a la poltrona podríamos definir en este aforismo de Antonio Porchia
la batalla por huir de la frustración: “Tu crees que me matas. Yo creo que te
suicidas”.
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