Encarna Lerma deja la vida
política y se va como llegó: en
silencio. Su delegación no ha sufrido vaivenes y la estabilidad y el buen
hacer han sido el común denominador de su trabajo. Llegado el adiós solo cabe
la gratitud y desearle lo mejor en su futuro.
Sin ruido y sin nueces.
ResponderEliminarLe faltó algo más.
ResponderEliminar