Las encuestas, las tertulias
y los mentideros políticos son el alma de estos días y el crisol que funde encendidas
pasiones. Todos se ven ganadores porque les vence el color de sus ideas. La
objetividad no es el menú preferido de mentes petrificadas. Como diría Santa
Teresa: “Vivo sin vivir en mi”.
Es para eso.
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