El hartazgo
de la vida política creo que alcanza a toda la geografía española, sin que
nadie se pueda salvar de ver a tanto codicioso del sillón y el privilegio.
Además, los ávidos tertulianos con sus
lecciones partidistas, desconocen los
beneficios que genera la objetividad. La triste realidad es que agota la
inagotable escasez de hombres de Estado y produce desasosiego ver, a aldeanos
del talento y ambiciosos de la salvación propia. “La ambición es el último refugio del fracaso” OSCAR WILDE.
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