Los promotores de
mociones en el pleno no invitan a la asistencia porque es exigua la inventiva
de sus señorías. La mengua de capacidad de ilustres de la paga fija hace
posible que no haya motivación para asistir al desierto, en muchas ocasiones,
del sentido común. Lo más trascendente que se oye en la mayoría de ocasiones es
lo vano y trivialidades en tiempos de penurias no son admisibles. En el Templo
del pueblo hay demasiados monaguillos.
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