Al mundo político
le sobran banalidades, le falta seriedad y rigor en sus decisiones. Es lo
que establece la inteligencia. Hay escasez de ella y se nota. Lo serio
sería buscar soluciones a los desempleados, a los jóvenes sin vivienda,
establecerse en la igualdad, dignificar las pensiones, mejorar la sanidad que
está podrida y fijar un salario mínimo decente.
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