Día
de visitas a nuestros seres queridos, de recuerdos, de dolor y amargura. Día
para que la memoria gire al pasado y nos muestre la crueldad de la vivencia de la muerte. Quizá
la muerte es la identidad fidedigna de lo eterno, del misterio, del más allá. Y
acá fieles a la tradición celebramos el día con veneración, resignación y
ofreciendo el ramo de flores como muestra inequívoca de lo que no olvidamos. Y
algunas lágrimas para que vivan mientras mueren.
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