Con el tiempo gélido
mi pensamiento me lleva al mundo de los refugiados para no poder evitar la
indignación. Poco importa a quienes gobiernan el mundo que mate el frío, el
hambre y pasen calamidades impropias de cualquier tiempo. No hay derecho ver a personas
en condiciones inhumanas deambulando sin patria, pan y justicia. La degradación
del ser humano alcanza el infinito y se doctora en el maltrato colectivo al
anochecer de cada días, porque la luz de quienes viven en el naufragio moral
del universo la apagaron los moralistas de los derechos humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario