Los luchadores por
los trabajadores han sucumbido ante la justicia. Son una sombra del que fue
fundador del partido D. Pablo Iglesias Posse y de la Unión General de
Trabajadores. Una vergüenza sin paliativos que desmantela a un
socialismo incapaz de poner brillo a la moralidad y presos de iniciativas que
se identifiquen con sus siglas. Decía Fidel Castro: “Ni un paso atrás.
Ni para tomar impulso”.
Han
retrocedido a la prehistoria.
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