Mientras España navega en aguas revueltas, Europa se mueve entre la calma. Y el Gobierno sigue con los nervios a flor de piel ante tanta parsimonia. La sequía de euros asfixia, y si le añadimos el calor sofocante del verano y los fuegos, podemos quedar abrasados. No llueve para que todo aglutine el apocalipsis. Y con las puertas abiertas del mes de Agosto para el descanso y la recuperación, se me antoja complicado liberarse de climas que achicharran. Con el estado de la Nación en coma, los bancos en estado alopécico, y el Gobierno en gayumbos, Dios salve a España.
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