Apareció el Códice Calistino, y se rescató parte del botín del Vaticano compostelano, Dios siempre está ahí. Y MARIANO, que no es Dios, entregó la joya medieval, a sus propietarios. Parecen tiempos franquistas. Bien le hubiese venido a MARIANO, confesar en su tierra, y limpiarse de pecados. Porque no es de recibo, que este gallego, engañe al pueblo de forma descarada y burlesca. Solo falta, que al son de la gaita suba los impuestos, el impostor.
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