Es posible que Rajoy sea un
Presidente sagaz, pero dudo de que sea capaz. Es posible que hasta sea sensato
y prudente, pero no es menos posible que
es un Presidente anodino, triste, y escaso numen. El pueblo español le puso en
bandeja su futuro, pero no es capaz de administrar con sabiduría la holganza de
la mayoría. Es tenaz y perseverante en el esparcimiento de la distracción. Y
tenue de fuerza y espíritu, pasea el blasón, de conmigo no va esto. Si va con
él la escalada de parados, los brotes otoñales, las filas in terminables en los
comedores sociales, y el pan duro. Y con el 2013 a las puertas, el número ya
genera superstición, y el número de parados que se prevé, vergüenza ajena.
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