Bien
haría el PSOE en considerar a D. Vicente Calvo para futuros que abran vías de
progreso, imagen y sonido. Cuando se ve el solar de la pobreza
imaginativa, las exequias al culto de la formación y capacidad, y la abundancia
de la mediocridad, nada mejor que en ese desierto habite quien está exento de
ramplonería y vive bajo el techo de la instrucción y responsabilidad. Este partido que debe restituir daños
reparables, tiene que dar comienzo al hábito democrático, y a poner fin a comportamientos que no lo son. Y cada uno debe apechugar
con la afrenta de ser referentes de la manada del pastor, o lo que es igual, peatones
sin calle.
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