viernes, 31 de julio de 2015

ALCATRAZ SEGUNDA

Siempre viene bien tener una segunda residencia para aislarse del mundanal ruido y encontrar la soledad, el silencio y la paz. Le hace falta a la derecha alejarse del escaparate permanente de hechos delictivos y encontrar algún pacto con Dios y el perdón de los pecados. Aunque parezca increíble, el pecado no está libre de un mundo tan selecto de creencias místicas y abanderados de lo moral y lo inmoral. La celda es un lugar que invita a las exigencias de convicciones que merecen el mayor de los respetos: la oración, reflexión y el arrepentimiento.   

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