miércoles, 1 de julio de 2015

REFLEXIONA

Cuando el cabeza de lista en unas elecciones va llamando a sus compañeros de viaje y te sitúa en el número 16, la lectura se ciñe entre la no valoración y la devaluación o, si lo prefieres, no sirves. Pero si eso no te vale te acoges a lo siguiente: suplente eterno. Esa es la cosecha que recoges después de batirte el cobre con tirios y troyanos y ser un modelo de servidumbre. Enhorabuena. No obstante, siempre te quedará el ego de ser el primero en una faceta tan prestigiosa como palmero y en empatizar con las personas el último. ¿Y ser prudente, amable y educado no te interesa? REFLEXIONA. 

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