jueves, 24 de octubre de 2019

OTRO MUNDO


Metidos en harina, me atrae y apasiona la vida del pensador Santo Tomás, fue un prodigio de inteligencia y en su mundo de espiritualismo define entre los elementos divinos y humanos, el término de “eclecticismo”. Pero me quedo con estas dos últimas aseveraciones que son verdaderamente trascendentales: “El alma es incorruptible” y “la consumación última del hombre consiste en un reposo perfecto del entendimiento y la voluntad”. Esto es viajar a los ancestros y surcar tierras áridas, para adentrase en un mundo boscoso, en el que haría falta un protector del  alma.

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