Aburre la Cataluña
de la distancia, de la desvinculación, del trayecto del alejamiento y de la
enemistad con la España del pedigrí patriotero. Cada uno enarbolando su bandera
y su lengua. Perdido el raciocinio y el entendimiento asombra la escasez de
sentido común y la romería de políticos en el cauce de la sequía de talento. No
soy devoto de quienes asaltan las leyes que otros avasallan.
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