La temporada de la vendimia
de la corrupción está fijada en el año completo. Instaurada la democracia, se
constituyó al mismo tiempo el atraco sin armas, es decir: después de Cristo. No
reconocer, a estas alturas, la evidencia es vivir a muchas ondas
gravitacionales lejos de aquí. Pero la España en jarras soporta lo que le
echen, hasta que la gota colme el vaso y algún tsunami nos arrastre y nos
engulla. Hora es que esta España de la improvisación prescinda de la moneda al
aire, de pares o nones, brisca o burro y viva la realidad de la vida política,
la cosa más importante de las menos importantes.
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