Mariano y Pedro o Pedro y
Mariano. Sigue el teatro y la pantomima y el país expectante ante del
desarrollo de conversaciones exprés de los dos dirigentes políticos en estado
de poca gracia. Mariano es devorado por la corrupción de su partido y los golpes diarios
hacen mella en la credibilidad de formas cachazudas que soliviantan. Y
Pedro poniendo en el molde distintas formulas que hagan posible el cuajo y lo
lleven a la Moncloa. Que pase el siguiente.
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