¡Qué políticos! Este país
no está en buenas manos y presumo que será difícil que esté. Domina
la mediocridad en todos los partidos y en todos los candidatos. Siempre
la excepción confirmó la regla, pero aquí, no hay singularidad que la salve. Malos
de solemnidad juegan su partida de ajedrez pero no veo a ningún Anatoly Karpov
ni a Gari Kaspárov moviendo las fichas de la política nacional. Hay
siniestro total de la clase política y el pueblo sin seguro. Un pueblo
impasible, resignado, impávido, con aguante olímpico y ante la reacción,
tullido y paralítico. No se merece el pueblo estos políticos ni
estos políticos el pueblo. Acojona ver tanta vulgaridad, tanta
cobardía, a un Mariano Rajoy que no agota la vergüenza, a un Pedro Sánchez no
apto para el consumo, a un Pablo Iglesias embrionario del sentido común y a un
Albert Rivera voceando entre la jauría sin que nadie le escuche. La
España política sin fundamento.
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