Bien está que los políticos
vayan de farra en farra por Asociaciones y disfruten entre gazpachos y paellas
de lo exquisito de diferentes tierras. Hay otras exquisiteces que deberían
probar y viven ausentes de ellas: la visita a todos los comercios del pueblo
para preguntar en qué situación están y de qué forma se les puede ayudar. Hacer
política es una cosa y politiqueo, otra.
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