La VIOLENCIA DE GÉNERO es
uno de los grandes males que sufre la sociedad, sin que hasta la fecha haya
soluciones que garanticen la vida de las mujeres que tienen que soportarlo. Los
políticos, jueces y fiscales deben entender que el derecho a la vida implica
tener una justicia sin divagaciones que impida tomársela por sus propias manos.
En ese cauce de legitimidad, el apoyo a la mujer es incuestionable. Evitemos,
pues, la violencia de la inacción.
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